domingo, 24 de enero de 2010

ARQUITECTURA BIOCLIMÁTICA: MODA, MARKETING...REALIDAD?




En esta amalgama de mensajes analizando y comentando edificios y nuevos materiales, quisiera aportar varias reflexiones relacionadas con una "nueva" manera de ver la arquitectura y afrontar la construcción de los nuevos edificios, se trata de la llamada arquitectura bioclimática, en boca de muchísima gente. Actualmente podemos escuchar a todo tipo de personas hablar sobre edificios sostenibles, ya sean expertos en la materia o gente de a pie, y no solo de edificios vive la sostenibilidad y el ahorro energético, sino de materiales constructivos, urbanismo, de aparatos eléctricos... existe toda una colección de empresas que ya mencionan en sus panfletos el respeto hacia el medio ambiente, ¿pero es esto una nueva moda?, ¿perdurará en el tiempo y se materializaran sus propósitos? o simplemente es puro marketing hacia un público concienciado únicamente gracias a los medios, existe toda una variedad de opiniones acerca del tema.

Podríamos decir que se trata de una nueva (o segunda) era en la que gracias a la comunicación, las nuevas tecnologías y otros factores van saliendo al mercado multitud de novedosos materiales constructivos, que se van integrando en la arquitectura (incluyendo normativas) que construiremos en un futuro cercano y que tienen como propósito el respeto en todos los sentidos.

Así pues voy a exponer dos reflexiones que me han parecido muy interesantes, la primera sobre si la arquitectura bioclimática es una moda pasajera, y la segunda acerca de considerar a un constructor "verde", ambas están extraídas de la web ArquiBio.

La entrada contiene bastante texto, pero puede hacer reflexionar en cosas relacionadas con los citados nuevos materiales constructivos (y las empresas que están detrás de ellos) que se puedan dar por sentado.

Arquitectura bioclimática, ¿una moda pasajera?

La arquitectura bioclimática no es un fenómeno nuevo, solo es un cúmulo de técnicas, algunas de ellas bien conocidas y otras fruto de las innovaciones más recientes que deben aplicarse de una forma conjunta. Tampoco es un movimiento aislado, debemos encuadrarlo en tendencias más o menos amplias que reúnen un sinfín de términos como construcción ecológica, arquitectura sustentable, a veces confusos y otras veces poco útiles. Para acabar con lo que no es, la arquitectura bioclimática no es un fin en sí misma, sino que intenta solucionar problemas que el hombre ha ido descubriendo y que son de dos tipos: económico y medioambiental.

El problema medioambiental es relativamente reciente y nace con lo que denominamos tercera generación de movimientos sociales, o movimientos post-industriales: pacifismo, ecología, anti-globalización, etc. Estos movimientos tienen cada vez más un carácter global y están muy unidos a lo que se conoce también como tercera ola de derechos humanos.

El problema económico se debe a la dependencia de los sistemas económicos del petróleo, como fuente energética pero también como materia prima para un sin fin de productos. El hecho de que las reservas de petróleo sean limitadas y estén en manos de unos pocos países productores, algunos organizados en torno a un oligopolio, hacen que en épocas de escasez muchas economías sientan la necesidad de buscar alternativas energéticas. Solo así podemos entender por qué la construcción bioclimática tuvo un momento importante en los años 70‘, en plena crisis del petróleo. Solo hay que hacerse con comic como los de Spirou para quedar impresionado con la amalgama de tiras sobre coches ecológicos, casas eficientes, etc.

¿Es entonces la arquitectura ecológica un fenómeno coyuntural? Pues sí y no. Sí en la medida en que su desarrollo depende mucho del precio del petróleo, y sobre todo de las épocas con mayor escasez. No en la medida en que movimientos ecologistas, en torno a grandes lobbies como Greenpeace y otros grupos de interés están extendiendo cada vez más la preocupación por el medio ambiente.

¿Cuándo considerar que un constructor es “verde”?

Hace tiempo que el mundo empresarial ha comprendido que la ecología es un instrumento de marca, que puede atraer a clientes cada vez más concienciados, y que a su vez reciben mensajes “de sostenibilidad” de medios y organizaciones. A raíz de esto, muchas organizaciones emplean el “marketing ecológico” para reciclar su imagen y dotarla de un aura de respeto medioambiental.

La consecuencia lógica de estas nuevas estrategias es que las empresas comienzan a llevar a cabo reformas que adecuen su actividad, de forma que este marketing quede respaldado por una serie de protocolos, normas internas y la certificación de agencias externas como ISO o AENOR. Estoy seguro de que en un contexto de desaceleración de la construcción en España, algunas empresas constructoras van a basar su “relación de calidades” en elementos ecológicos, además de tecnologías como la domótica.

El problema reside en cómo el cliente, que considera el respeto medioambiental como un “valor añadido” del producto (y que podría compensar un sobrecoste), es capaz de diferenciar aquellas empresas que realmente hacen esfuerzos de quienes se limitan a la publicidad engañosa.

En GreenBuildingBlocks, un empresario experto en el tema nos explica cuándo podemos considerar a un constructor como verde.

“Estas en lo cierto si piensas que se emplea ‘construcción ecológica‘ como una herramienta de marketing. Eso no es necesariamente malo si realmente se construyen casas ecológicas de un modo sostenible. Es importante sin embargo que esta publicidad no se considere como una mera fachada, por eso yo siempre apuesto por la certificación a través de terceros, así como crear guías de construcción sostenible.

Presumir de ser un ‘constructor verde‘ supone en principio que incorporas prácticas ecológicas en tus construcciones. Es un argumento subjetivo en la medida en que no haya nadie que asegure que eso es cierto o preciso. Eso no significa que no se construya de forma sostenible. De hecho, es así cómo yo empecé hace años, cuando no había ningún programa nacional ni guías. Entonces ya había constructores concienciados, y hoy existen muchos más que son eficientes en cómo practican y aplican la construcción ecológica.

Pero hoy, la industria entera dispone de programas verificables como la ‘NAHB’s Model Green Building Guidelines’ o la ‘LEED-H Guidelines‘, así como varias guías de construcción verde. Tanto el NAHB como LEED son marcos exhaustivos, mientras que otros programas incorporan aspectos importantes pero de forma generalista, para que más empresas puedan adoptarlos sin grandes esfuerzos.”

La clave pasa por tanto por la certificación, y ese es el elemento básico que pueden usar las constructoras para demostrar que se esfuerzan en reducir el impacto medioambiental de sus construcciones. Todos aquellos que presuman de ser verdes sin haber superado examen alguno deben ser considerados como meros oportunistas.

Un ejemplo de ello puede ser la compañía Iberdrola que destina sumas importantísimas de sus recursos a campañas que llegan a todo el mundo, incluido su logo es "verde".

Un saludo!

Alejandro Casado.

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